
En los alrededores de la plaza Italia de Santiago se escuchan cánticos, gritos y cacerolazos de forma pacífica, con algunas bengalas cerca de los cordones policiales. “Que se vayan los milicos”, gritaban a coro aquí los manifestantes, en abierto desafío a las fuerzas militares y policiales que resguardan en gran número el centro de la capital chilena, bajo estado de emergencia.
Más temprano, el acceso había sido bloqueado para realizar tareas de limpieza, tras los incidentes de los días previos. En la Alameda, una de las principales arterias de la ciudad que llega hasta Plaza Italia, las principales tiendas no abrieron sus puertas por temores a saqueos. En cambio, se formaron largas filas en locales de comercio minoristas.

En los alrededores de la plaza Italia de Santiago se escuchan cánticos, gritos y cacerolazos de forma pacífica, con algunas bengalas cerca de los cordones policiales. “Que se vayan los milicos”, gritaban a coro aquí los manifestantes, en abierto desafío a las fuerzas militares y policiales que resguardan en gran número el centro de la capital chilena, bajo estado de emergencia.
Más temprano, el acceso había sido bloqueado para realizar tareas de limpieza, tras los incidentes de los días previos. En la Alameda, una de las principales arterias de la ciudad que llega hasta Plaza Italia, las principales tiendas no abrieron sus puertas por temores a saqueos. En cambio, se formaron largas filas en locales de comercio minoristas.
Bachelet admitió que hay “acusaciones inquietantes del uso excesivo de la fuerza” por parte de las fuerzas del orden y pidió que todos los actos que han derivado en heridos y muertos sean objeto de “investigaciones independientes, imparciales y transparentes”.